Históricamente las firmas de abogados han sido organizaciones que han acogido entre sus equipos a estudiantes de derecho para realizar sus prácticas que ha permitido que estos estudiantes aprendieran el oficio y se familiarizan con el ecosistema en el que iban a trabajar. Como en todos los sectores, ha habido organizaciones que han hecho un mal uso y abuso de las prácticas aprovechando su laxa regulación o haciéndose cómplices de centros de formación con escasos escrúpulos que permiten casi esclavizar a su alumnado a cambio de poder anunciar su efectividad en incorporarles al mundo laboral. Debido a esta mala praxis hay despachos que han tenido a sus becarios y becarias sin asignar tareas, solo por el hecho de obtener algún tipo de bonificación o por el contrario haciéndoles trabajar con la misma intensidad y responsabilidades que los abogados contratados en plantilla. En ocasiones estas prácticas se alargan eternamente en el tiempo manteniendo al estudiante (o a veces ya graduado y colegiado) en esa situación precaria con la falsa expectativa de la contratación.
Prácticas de grado
Lo cierto es que el periodo de prácticas se debe entender como una etapa de formación en la que el centro de estudios debe hacer valer los derechos de sus estudiantes y procurar que estos vayan a organizaciones dignas y que realmente estén comprometidas con este propósito formativo dando la oportunidad a sus becarios a conocer todo aquello que pueda complementar sus estudios en un tiempo razonable, de entre 2 meses a 6 meses. El valor añadido de un recién graduado que se enfrenta a su primer proceso de selección y a sus primeros pasos profesionales, y que ha hecho prácticas de calidad durante sus estudios, es mucho mayor que el que no lo ha hecho, ya no solo porque el despacho o la organización que le
vaya a contratar lo perciba, también porque tendrá más criterio para elegir dónde y cómo quiere trabajar.
Mi consejo para todas aquellas personas que estén haciendo el grado de derecho es que en cuanto tengan oportunidad hagan prácticas, en un despacho, en empresa, en la administración pública, en una ong, … a ser posible en varios sitios diferentes y que las hagan en los periodos que determine la facultad, que no afecte a sus estudios y que esté amparado por un convenio universitario que recoja claramente las condiciones de las prácticas y un seguro de accidentes. Y también animo a los despachos y cualquier organización que desarrolle cualquier tipo de actividad jurídica a que acojan gente en prácticas, porque entre otras cosas mejorará la calidad humana de sus organizaciones.
Prácticas de Master de Acceso
El nuevo reglamento del acceso a la abogacía obliga a todos los futuros abogados y abogadas a realizar, entre otras cosas, un periodo de prácticas de una duración aproximada de 6 meses. Este nuevo reglamento supuso para facultades y los centros de formación concertados una enorme presión por tener que garantizar a todos los alumnos, llevándoles a buscar acuerdos con todo tipo de organizaciones que les permitieran acoger a sus alumnos sin reparar mucho si ofrecería las mínimas garantías a sus alumnos.
A pesar de los inconvenientes y las incertidumbres que supuso este cambio en el acceso a la abogacía lo cierto es que está ya más asentado y el mercado ha ido identificado aquellos centros que ofrecen formación (en su master) y prácticas, de calidad.
Para muchos despachos y organizaciones este periodo de prácticas se ha convertido en la última etapa de su proceso de selección ya que les permite tener entre sus filas a graduados en derecho que además han cursado un master, durante los 6 meses previos a su colegiación. Es decir que aquel becario o becaria que despunte en esos 6 meses tendrá muchas posibilidades de ser contratado. Por tanto es crucial que quien vaya a enfrentarse al periodo formativo posterior a su grado y previo a la colegiación, escoja un centro que le vaya a ofrecer una formación de calidad y que tenga entre sus formadores a profesores del entorno académico pero también a profesionales en activo y que ofrezca una oferta de prácticas lo más diversa posible.
Por último es también muy importante que una vez uno haya logrado incorporarse a una organización que encaje con sus expectativas para hacer prácticas, estas las aproveche al máximo. Ser pro-activo, curioso, extrovertido e inquieto, estar siempre dispuesto a colaborar con quien se lo pida y si no se lo piden ofrecerse, son características que serán determinantes para que se pueda incorporar pero también para que el futuro abogado o abogada tenga suficiente información como para decidir si esa es la organización en la que quiera trabajar o no. Si la decisión es que no, no tiene que pensar que ha sido tiempo perdido, pues lo que haya aprendido lo llevará consigo allá donde vaya.
Nacho Escobar Quintana
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Colaborador de Brandsen&Tourgot